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KISS SE DESPIDE DE CATALUÑA POR TODO LO ALTO EN EL BARCELONA ROCK FEST.

El Barcelona Rock Fest se ha convertido en los pocos años que lleva celebrándose en todo un festival de referencia, no solo a nivel nacional sino en toda Europa, gracias a la increíble selección de artistas que llevan trayendo desde los comienzos del mismo, la gran organización e instalaciones que tiene, el hecho de contar con muy buenas comunicaciones (parada de metro a 100 m.) y el estar situado en la vecina localidad barcelonesa de Santa Coloma de Gramenet, disponiendo así los asistentes de la vasta e inmensa oferta cultural y de ocio que ofrece Barcelona, una de las ciudades más turísticas de Europa.

KISS iban a actuar por segunda vez (la primera fue en 2018) como cabezas de cartel en el tercer y último día del festival, el día grande si algunos me lo permiten, pues el cartel para el sábado 2 de julio era sencillamente impresionante: JUDAS PRIEST, SAXON (aunque al final no pudieron actuar), MEGADETH y DORO entre otros muchos.

De camino al Parque de Can Zam el metro se iba llenando a cada parada donde recogía cada vez a más y más fans de KISS que iban uniformados con sus pertinentes camisetas de la banda. Nada más llegar y tras recoger las acreditaciones fuimos informados de que el día iba bien, pero con algo de retraso. Lo primero que pudimos corroborar es que claramente había mucha más gente que en 2018. La asistencia de público era enorme, algo que se percibía a simple vista a pesar de que todavía seguía entrando la gente en un río infinito que no cesaba y de que en el interior estaba todo repleto.

Antes del inicio del show, pudimos charlar brevemente con Doc McGhee, el manager de KISS que ya lleva 26 años ejerciendo como tal. Un hombre carismático que destila amabilidad y simpatía por doquier y que nunca niega una sonrisa ni fotos con los fans a los que saluda complacientemente estrechando la mano.

A pesar del mencionado retraso, cuando llegaron las 23:10 h. tal y como estaba programado, el enorme telón negro con el logo plateado de KISS que acompaña a la banda desde hace ya muchos años cayó, liberando un infierno de luces, llamaradas, explosiones y fuegos artificiales a la vez que la banda hacía entrada en el escenario descendiendo desde el techo subidos sobre tres de las plataformas octogonales que forman parte del escenario. Cierto es que por las medidas y naturaleza del escenario ya montado por el festival y su emplazamiento no pudieron montar toda la producción completa que KISS está llevando en esta gira europea. En los camiones se quedaron (seguramente ya bajaban de camino hacia Madrid) las 4 grandes figuras o estatuas que se sitúan a cada lado del escenario, además de las 2 enormes banderas de la KISS ARMY y otras partes del escenario y andamiajes con luces. Además, la pirotecnia y las explosiones se vieron algo reducidas también. Pero todo ello no impidió que la banda saliera dispuesta a darlo todo, con una entrega absoluta y una energía y pasión que hicieron que nadie echara en falta los elementos antes mencionados. ¡¡Por el contrario, las enormes (por no decir gigantescas) pantallas de vídeo laterales montadas por los organizadores del festival era sencillamente IMPRESIONANTES!! Arrojaban tal calidad, definición y nitidez de imagen y colores que realmente conseguían abstraerte de lo que estaba pasando sobre el escenario y te quedabas hipnotizado y embobado mirándolas sin poder apartar la vista de ellas.

Ante KISS un mar de gente que saltaba, cantaba y disfrutaba con cada nueva canción que salía por el sistema de sonido. Un sonido en el que en las primeras dos o tres canciones las guitarras quedaron un poco soterradas por debajo del tremendo y demoledor bajo de Gene Simmons que siempre parece querer aplastarlo todo con su brutal y característico sonido distorsionado. Después igualaron todo y ya la mezcla sonó más equitativa y homogénea.

El repertorio de canciones escogido para esta gira europea, aun sin reinventar la pólvora, está bastante bien seleccionado pues por una parte no se ancla demasiado en los clásicos de los años 70 como en giras anteriores, y por otra han metido varios temas de los años 80, una década de la que siempre parecen renegar. Tears Are Falling es, a juicio de un servidor, una inyección de aire fresco y una maravilla que sabe a gloria, dado lo poco que la han tocado en directo históricamente, y en la que Paul hace el gesto con los dedos como en el video clip promocional original, trasladándonos a 1986 de inmediato.

Por otro lado, los solos de batería de Eric Singer y de guitarra de Tommy Thayer tienen la duración justa para entretener, aportar diversidad al show y no aburrir al que no le van esos momentos. Sin embargo, se echó en falta que Tommy Thayer cantase alguna canción, como viene haciendo desde hace muchas giras, máxime cuando Eric Singer cantó dos: Black Diamond y Beth acompañado de un bonito piano cubierto de cristalitos.

No faltaron todos los números clásicos y ya habituales que, aun vistos cientos de veces, no por ello dejan de impresionar y gustan a todos: Tommy disparó varios cohetes desde su guitarra derribando varias plataformas del techo como si fueran platillos volantes enemigos. Paul Stanley voló colgando de un cable con tirolina hasta un mini escenario ubicado en la mesa de sonido para el deleite de todo el mundo, no sin antes pedir al respetable que tenía que ser invitado por todos para salir del escenario y llegar hasta allí. Gene Simmons escupió fuego al final de I Love It Loud, y al inicio de God Of Thunder llegó su gran momento en donde vomita sangre envuelto en una atmósfera muy dramática y macabra, siendo iluminado únicamente con una luz verde, humo a su alrededor y sonidos sacados como de ultratumba, para terminar siendo izado hasta el techo desde donde canta la canción.

Y para concluir una noche mágica, el clásico ya habitual que cierra todos los conciertos, Rock And Roll All Nite a la vez una espesa lluvia de confeti y serpentinas cubría literalmente a todos los asistentes, mientras Gene y Tommy se elevaban sobre sendas plataformas telescópicas colocadas en los laterales de escenario y Paul rompía como es habitual, su guitarra contra el suelo.

Tras casi 2 horas de show, KISS se despidió así de Barcelona, de Santa Coloma de Gramenet y del Rock Fest… ¿O no? Solo el tiempo lo dirá… ¡Y KISS, claro! Los comentarios generalizados y las caras de felicidad expresaban el buen show que la banda había dado, tanto a nivel visual como musical, mejor que en 2018, donde hubo ciertos fallos técnicos de ejecución y la banda no salió entregada del todo. Pero esta noche todo fue diferente: KISS salió a arrasar Santa Coloma, tenían ese claro objetivo desde el principio y lo cumplieron. No tuvieron piedad, no levantaron el pie del acelerador en ningún momento, desde el minuto uno hasta el final, sin hacer prisioneros. Al día siguiente le tocaría el turno a Madrid pero esa, queridos amigos, es otra historia…

Para terminar, solo quiero aprovechar para enviar un gran saludo y mostrar mi más sincero agradecimiento a Arán y Sergi Ramos de la empresa organizadora del festival. Su trato y amabilidad, como siempre, fueron excelentes en todo momento. Un verdadero placer tratar con personas así. Y por supuesto muchísimas gracias a Doc McGhee, Steve A Toth, Keith Leroux, Steve Roman, Danny Francis, Tracy Roman y todo el personal de KISS, que una vez más estuvieron ahí cuando hizo falta.

Crónica y fotos: Kiss Army Spain (Mauricio Vázquez)

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