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KISS SE DESPIDE DE ESPAÑA EN CARTAGENA CON UN CONCIERTO QUE QUEDARÁ EN LA MEMORIA.

La fecha del veinticinco de junio quedará señalada en rojo en el calendario kissero español al recordar dos efemérides separadas por veintiséis años:  La primera conmemora que KISS inició  su tramo español de la gira de Reunión en Madrid, en un Palacio de los Deportes que era una olla a presión y que reclamaba con intereses cada hora y cada minuto transcurridos desde el veintiocho de noviembre del año anterior, fecha en la que el concierto estaba previsto y tuvo que ser aplazado  casi a las puertas de su celebración debido a “los acontecimientos de Francia”.

La segunda nos traerá a la memoria que KISS se despidieron de España en la milenaria Cartagena, en un Parque del Batel que rebosaba por los cuatro costados y que celebró con entusiasmo la primera y última visita de la banda a la ciudad. “Despedida histórica de KISS en  el ROCK IMPERIUM” rezaba la primera plana del periódico LA VERDAD en su edición del lunes veintiséis de junio, con fotaza a todo color de la banda.

Es de justicia decir que desde el primer momento, tanto el festival ROCK IMPERIUM como la ciudad de Cartagena, trabajaron con ahínco e ilusión para que este único concierto de KISS en nuestro país fuese todo un éxito y dejara una huella imborrable en todos los asistentes al festival, ya fueran kisseros o no.

El promotor apostó fuerte por KISS y durante cinco noches pudimos disfrutar de un espacio monográfico sobre la banda en ROCKFM MOTEL, con presencia destacada de KISS ARMY SPAIN en la figura de Javier Rueda.

Cartagena también apostó fuerte por KISS y por el ROCK IMPERIUM.  Asociada en nuestra historia reciente a la Armada Española y señalada como enclave estratégico en las rutas comerciales del Mediterráneo Antiguo, la ciudad reclama con ROCK IMPERIUM su lugar en el mapa internacional del rock. Festival y ciudad han demostrado su capacidad para organizar con éxito un evento que acogió a más de sesenta mil personas en un fin de semana en pleno casco urbano.

Llegado el domingo, anunciado como Día Grande en la presente edición del festival, pasamos la mañana visitando la ciudad y algunos de sus lugares emblemáticos, para después disfrutar de una comida con casi treinta personas de KISS ARMY SPAIN venidas de diversos puntos geográficos. Juntos, entre cervezas y conversación, ocupábamos nuestro tiempo cambiando impresiones mientras KISS llegaban al recinto alrededor de las cinco y media de la tarde, marcando territorio e imponiendo su ley a la organización.

Por las dimensiones del escenario algunos de los octógonos que forman parte del juego de luces quedaron dentro de los dieciséis camiones que transportaban el equipo. Por otro lado, al tratarse de un festival, la banda no ofreció a sus fans la oportunidad de acceder (previo pago) a la prueba de sonido en la que, vestidos de paisano, ofrecen un breve repertorio y contestan a algunas preguntas.

Posicionados en un recinto que empezaba a llenarse hasta la bandera, hacíamos el correspondiente aprovisionamiento de merchan y cerveza para afrontar la cuenta atrás que, minuto a minuto, nos llevaría al segundo preciso de la caída del telón.

El momento llegó y desde el principio vi a KISS más relajados y sonrientes que en el concierto que ofrecieron ocho días antes en la imponente y abarrotada Königsplatz de Munich. El concierto en esencia fue el mismo, contando con algo de más producción en la ciudad alemana, pero careciendo del empuje que da el público español y que hace que KISS de el ciento diez por cien.  

Puedes haber visto a KISS innumerables veces pero siempre sentirás la misma emoción, la misma sensación de asombro, cuando el telón cae y la banda aparece descendiendo desde el techo de luces entre llamaradas mientras suena la inmortal Detroit Rock City. No podrás evitar mirar a tu alrededor y disfrutar con la expresión de algunos rostros que denotan que están viendo a KISS por primera vez. En realidad esos rostros primerizos, que en Cartagena fueron muchos, son un reflejo del tuyo propio.

KISS nos brindaron un concierto potente, con un sonido muy bueno, se apropiaron de la energía que el publico les entregaba y la devolvían en forma de himno de rock and roll. Paul Stanley no tenía que esforzarse demasiado en invitar al público a cantar, el público se invitaba solito y era imposible no emocionarse al oír a miles de personas al unísono tararear el solo de Detroit o cantar los estribillos de Shout It Out Loud, I Love it Loud, Lick It Up, Heaven´s on Fire, Love Gun, , I Was Made For Lovin’ You

Todos los miembros de la banda tuvieron su momento en los correspondientes solos y Gene Simmons demostró sus avances en el conocimiento de nuestro idioma soltando un “maricón”, “puto”, antes de ser elevado a las alturas en God Of Thunder. 

Pocos fueron los cambios introducidos en el repertorio respecto al año pasado. Desaparece Tears are falling y su lugar es ocupado por Makin´ love. Por otro lado, I Was Made For Lovin’ You ya no es interpretada desde el mini escenario y ocupa el penúltimo lugar en el repertorio reemplazando a Do you love me que desaparece del set list.

El final se acercaba. Mientras todo el Parque del Batel cantaba “I wanna rock and roll all nite and party every day”  y el confeti inundaba el aire, por mi cabeza pasaron con claridad cinematográfica todas las horas que pasé recortando fotografías, coloreando fotocopias, construyendo portadas para las cassettes que grababa de aquellos discos prestados y que ansiaba tener en su formato original. En definitiva, pasó ante mis ojos una juventud llena de ilusión.

Tras el acorde final de Rock and roll all nite sincronizado con la pirotécnica y el juego de luces, apareció en la pantalla central la leyenda KISS LOVES YOU CARTAGENA vestida con los colores de la bandera española. Mientras esa imagen permanecía en la pantalla asistíamos a un espectáculo de fuegos artificiales que, como en muchas localidades, ponía el colofón a una fiesta.

Abandonamos el Parque del Batel y nos despedimos de nuestra familia kissera. Annabel y yo nos dirigimos a una terraza con el propósito de cenar algo mientras una selección de clásicos de KISS sonaba a todo volumen pasadas las doce de la noche. Con los oídos involuntariamente atentos a la música, con la mente viajando por mis recuerdos pude sentir de nuevo el poder evocador de una canción y la nostalgia de algo que había quedado atrás hacía escasos minutos

En la intimidad de nuestros hogares los tocadiscos no levitarán hasta el techo y los altavoces no arrojarán humo o confeti, solo canciones que nos acompañarán siempre.

El presente texto no pretende otra cosa que ser un homenaje a quienes crecimos y seguimos viviendo con la impronta de KISS en nuestras vidas. KISS fue y será una seña de identidad en nuestro ser y cada uno de nosotros seremos “el/la de los KISS “para todos aquellos que nos conocen.

Mi agradecimiento a KISS ARMY SPAIN.

Mi devoción a Annabel. Gracias por compartir mis sueños.

Crónica: Ricardo Martínez Humanes para KISS ARMY SPAIN.

Fotos: Mauricio Vázquez (KISS ARMY SPAIN).

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