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NACIÓ CON PROBLEMAS DE AUDICIÓN PERO LOGRÓ CONVERTIRSE EN ICONO DEL ROCK MUNDIAL: LA HISTORIA DE PAUL STANLEY.

Stanley Bert Eisen tenía una deformidad en el oído, así nació, en el seno de una familia judía del barrio neoyorquino de Queens. Era un nene regordete y sobreprotegido, sus padres le decían que era igual al resto, pero él sabía que no era así. Lo que tenía Stanley era una microtia en grado 3, una deformidad congénita del oído. Su oreja estaba subdesarrollada y él estaba sordo. Casi siete décadas después, ese niño se convirtió en un adulto mayor que carga sobre sus espaldas una de las carreras más prolíficas de la música. Y que no se detiene.

En su libro autobiográfico, Face The Music: A Life Exposed, el artista conocido como Paul Stanley cuenta: «No tenía nada más que un muñón en el lado derecho de mi cabeza y mi canal auditivo también estaba cerrado, así que estaba sordo. Eso me dejó sin poder determinar la dirección del sonido, y más importante, me hizo increíblemente difícil entender a las personas cuando había algún tipo de conversación. Estos problemas me llevarían instintivamente a evitar situaciones sociales». Y a dejarse el pelo más largo de lo que se usaba en esa época. Para el look que lo haría famoso con Kiss, la banda que fundó junto a Gene Simmons, todavía había que esperar unos años. Starchild (El chico estrella, por su maquillaje) aún no había nacido.

Esta etapa fue difícil, el bullying estaba a la orden del día, ¡y él ya quería ser una estrella de rock! «Lo difícil es ser diferente cuando sos un niño, podés elegir ser diferente cuando sos mayor», dijo al respecto de su microtia (en latín significa oreja pequeña) en una entrevista para el canal de TV de la Jewish Community Center de San Francisco (JCCSF) en 2014.

Influencias

A Paul Stanley ver a The Beatles en el programa de Ed Sullivan, le cambió la vida. «Fue una epifanía, una revelación. Yo era un niño bajito y gordo, sordo de un lado, con una deformidad, y veo a esta banda, me encanta la música desde muy pequeño, y digo ‘Yo puedo hacer eso’. Tal vez no pueda ser ellos, pero puedo tocar esa fibra». El músico le atribuye esa seguridad a un presentimiento, sabía lo que quería hacer y que lograría llegar a la cima.

También un show en vivo Led Zeppelin al que asistió, le sirvió de inspiración. Finalizando la década del 60, el grupo británico le terminó de revelar que lo suyo era el rock: «Me
encantaban las bandas inglesas, ese día había menos de 2 mil personas, pero lo que estaban haciendo era tan palpable, la energía, su enfoque, la sexualidad, la maestría musical, todo era tan perfecto, que causaba inspiración y modestia al mismo tiempo. Cuando salimos le dije a mis amigos que no habláramos de eso porque cualquier cosa que dijéramos minimizaría lo que acabábamos de ver, era tan increíble. Jimmy Page es todo».

Lejos de la imagen de rockstar y Casanova que se ganó con los años, Stanley suele ser muy autocrítico con su pasado: «Yo no era muy talentoso, mis padres no podían pagar la escuela de música para los dos, para mi hermana y para mí, así que mandaron a mi hermana a clases de mandolín. Luego la sacaron de la escuela y me mandaron a mí a aprender guitarra». En la entrevista con la JCCSF, Paul reconoce que los profesores no le auguraban una buena carrera. Sus limitaciones iban atadas a su discapacidad auditiva.

Un médico le cambió la vida

Con los años superó el problema, se dejó crecer la melena, trabajó duro y se dejó ayudar por un terapeuta quien finalmente le recomendó al doctor Frederic Rueckert. Fue este médico quien en 1982 lo sometió a cinco procedimientos quirúrgicos, cuyo resultado fue de lo más exitoso. Este profesional de la medicina removió piezas de cartílago desde su costilla, los adaptó a la estructura que debía tener su oído interno y externo, para luego implantar injertos de piel que finalmente ocultaban los rastros de la cirugía.

Aunque su carrera ya estaba encaminada, los vestigios del sufrimiento en la niñez se terminaron de ir con esta operación. Por eso Paul le estará eternamente agradecido al profesional de la salud que, al final, hizo que él fuera como todos los demás: «Siempre traté de expresar al Dr. Reuckert el rol que jugó al cambiar mi vida. Era un hombre humilde que ayudó a muchos niños a evitar los problemas que tuve cuando era niño. Me ayudó a dar un nuevo sentido a mi vida; le di un Rolex cuando se retiró. Nunca pude encontrar una forma de mostrarle realmente cuánto significó para mí».

Cuando el médico falleció, el 5 de mayo de 2017, Paul Stanley publicó su retrato y un posteo en su muro de Facebook que decía: «Mi querido amigo el Dr. Frederic Rueckert ha muerto a los 95 años. De verdad me cambió la vida cuando construyó mi oreja derecha de mi costilla. Que Dios te bendiga». Según las estadísticas existentes hay entre un 5 y un 10 por ciento de probabilidades de que la microtia se transmita, pero esto no parece haber afectado a los hijos de Stanley (Evan, Colin, Sarah y Emily). Ya lo superó, pero Paul Stanley sigue colaborando con la causa y está muy cerca de la organización no gubernamental Ear Community, que ayuda a niños y adultos que sufren de microtia y atresia.

Un distinto

Pese a que finalmente le pagaron esas clases de guitarra, Paul Stanley ha remarcado que sus padres no lo apoyaron mucho en sus comienzos y que ese sentimiento de tener que agradarles lo persiguió el resto de su vida: «Muchas veces me he encontrado intentando conseguir el reconocimiento de mis padres. Recuerdo que cuando hice El fantasma de la ópera mi sensación fue ‘Ahora pensarán que soy válido'».

Ese afán de superarse y de despegarse de la mayoría, hizo que con sus compañeros de Kiss quisieran ser la banda que jamás habían visto. Así lograron vencer todos los records. Vendieron más discos que nadie, pusieron más fuegos artificiales de los que jamás se hayan visto en un escenario y lucieron como nunca un músico se había atrevido a lucir. Las pelucas, los maquillajes y las plataformas tienen una raíz y es el teatro kabuki. Nacido a comienzos del 1600, este arte japonés surge en la plaza pública y tiene como objetivo la diversión del pueblo. Otra característica es la desfachatez de este tipo de teatro, con burlas por doquier. Más o menos lo mismo que Kiss, que se rió de todo lo que había antes, inventando un nuevo modo de hacer rock. Y de ganar millones.

Cuando no se ponía el maquillaje ni la camiseta de Kiss, Stanley hacía otras cosas y así grabó dos discos solistas. Paul Stanley, de 1976, llegó cuando todos los Kiss se cortaron solos (en ese momento eran Ace Frehley, Gene Simmons y Peter Criss, cada uno lanzó su propio material por separado). El segundo intento fue Live to Win, de 2006. Y desde hace unos años se entretiene y toca con Soul Station, su proyecto gestado en 2015 con el que interpreta clásicos de Al Green, Smokey Robinson y The Temptations, entre otros. La música que lo conmovió primero.

«Antes de ver a Led Zeppelin, The Who o cualquiera de esas bandas, vi a Otis Redding, a Solomon Burke, a The Temptations. Así que es una buena parte de mi ADN», expresó mientras en paralelo comienza la gira de Kiss que durará aproximadamente tres años y cuyo nombre es casi apocalíptico. The Final Tour Ever Kiss, End of the Road(algo así como «la gira final, el fin del camino») empieza ya en América del Norte, pasa por Europa y termina en Oceanía solo en 2019. Tocando prácticamente día por medio.

Qué lugar quedará en esa agenda para Soul Station es un misterio que sólo Paul Stanley puede develar. Aunque el año pasado haya asegurado que con ellos iba a sacar un disco. Tampoco se sabe cómo manejará los tiempos con su otra pasión, la pintura, y con sus hijas pequeñas que lo esperan en casa. El chico de Queens con problemas en el oído que quería ser como los Beatles y terminó vendiendo billones de discos cumple 67 años (nació el 20 de enero de 1952) ya no tiene de qué preocuparse. Para que todos lo amen, solo basta con que se suba un escenario, agarre su guitarra y haga lo que mejor le sale: ser una estrella de rock.

Fuente: www.infobae.com

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